En su origen el humanismo fue un movimiento renacentista que propuso el retorno a la cultura grecolatina para restaurar los valores humanos por encima del teocentrismo medieval que ubicó durante siglos a Dios como el centro de la vida. Como movimiento intelectual surgido en Europa durante el siglo XV, el humanismo promovió la formación integral de las personas y se opuso a todo aquello que atentara contra la dignidad humana y sus posibilidades de trascender. Sin embargo, a lo largo de la historia esta corriente fue transformándose hasta perder su centralidad en el hombre, llegando al extremo de dar preeminencia al consumismo, la cosificación y la posesión de riqueza como ideales educativos o de convivencia. Ello, en nuestro tiempo, ha dado lugar a la necesidad del resurgimiento de un nuevo humanismo, que, en esencia, consiste en volver a los orígenes, pero con una visión actualizada dentro de la sociedad en que vivimos. Pensamos en el porvenir, luchando por superar la crisis general del presente. Somos optimistas, creemos en la libertad y en el progreso social.
Como parte de nuestro ideario, y derivado de la separación de la Iglesia y el Estado que priva en México, destaca el concepto de laicismo, el cual significa que nadie puede privar de su religión a otro, ni nadie puede imponer su religión a otro. Ya que, en una sociedad democrática, cada quien tiene derecho a su religión y asimismo, nadie tiene la obligación de compartir la religión de otro o de la mayoría de la sociedad